domingo, 25 de enero de 2015

Myra Jara, Pienso en una mujer que besa a un hombre


POEMAS

Yo soy tuya como una de las dos flores de algodón
y ella es también tuya
y tú mereces saber que tú eres toda la planta
las raíces, los pilares y las ramas
mientras ella y yo nos mecemos en el aire
y cada flor piensa y se inclina hacia el cielo

***

Yo entonces no sabía qué era exactamente la muerte
Escuchaba decir que algún tío se moría
que alguien se había muerto
que en el hospital alguien se había muerto anoche
Veía siempre carros espléndidos, mujeres suaves
cuando había alguna muerte
Veía que las muertes hacían que esos carros negros desfilasen por la autopista
como hombres jóvenes corriendo en smoking en los puentes
La muerte me gustaba
Me gustaba cuando escuchaba que alguien moría
Entonces una empleada me vestía de negro, me vestía como adulta
La gente se distancia de los niños cuando hay un muerto
En esa época no podía entrar al hospital y al velatorio
Me quedaba afuera, con alguna empleada cansada, prohibida de tocarme
La veía comerse un caramelo, engordar
Me distanciaba de ella
Y jugaba, con las manos, a la muerte
Y simultáneamente, con la mente, a la belleza.

***

Aquí sólo llegan las mujeres de limpieza dos veces al mes
son dos mujeres ancianas,
me gusta su presencia
no las conozco: vienen a mi casa y limpian
lo más importante que una persona puede hacer por mí es limpiar
cuando vienen me gusta mirarlas trabajar
ambas son bajas y delgadas, muy blancas
utilizan unas pantimedias que cubren sus viejas rodillas
cuatro rodillas secas y redondas
las rodillas de esas mujeres son mis amuletos
en la clínica me relacionaba tímidamente con los muchachos de limpieza
los miraba recoger los desechos
limpiar las gradas y los suelos,
los limpiadores estaban llenos de instinto.

***

necesito ir lento
más lento
que todos sigan avanzando
mientras yo camino delicadamente al baño
es curioso que mi vida sea todavía inicial
es curioso cuánto no he podido crecer
cuánto sexo he hecho así
cuánto así he comido

***

Mi delgadez extrema existe a cambio de la ausencia
es en este caso mejor que el hambre
el hambre se mueve en los túneles
su dueño es el hombre obsesivo
tiene dinero y mantiene sus túneles
me alquila sus túneles
llegarán las enfermeras a lavarme la boca
es brutal compartir el mundo
cuando era chica miraba a las sirvientas viejas que caminaban
mujeres que ahora seguramente están muertas
la muerte así no la voy a tener
de ellas puedo copiar solamente la masticación
no tengo de ellas nada, son mejores que yo
cuando era una chica despreciaba la soledad vulgar
de la gente que estaba en mi casa
conocía sin embargo alguna gente que me gustaba
gente pobre que no me hablaba
recuerdo al hijo de mi empleada
me besaba las piernas y se excitaba
yo lo humillaba un poco pero le daba placer
el me daba espacio y un sentido de crisis
en Alemania besé a varios hombres pobres
uno trabajaba para los árabes con los panes
era un hombre lindo con el que me gustaba acostarme, dejar de besarlo me dolía
me gusta el dolor que dejan los hombres pobres
es el dolor de los buses que viajan de una ciudad a otra, eternamente
por las noches los hombres los bañan
mi padre me bañaba de noche como hacen estos conductores con sus camiones
me dejaba brillando, y gorda
Yo lo mutilo
la muerte del hombre obsesivo será obscena
morirá como una vaca (La muerte espantosa de los animales de carga)
voy a mutilar esa muerte
voy a crear un hoyo en el sistema cerebral del hombre obsesivo
ese hoyo es la base de mi ingenua capacidad mental
y es en ese sentido, conmovedor.

***

pienso en una mujer que besa a un hombre
el hombre es un anciano alto y macizo
en su barba blanca he depositado mariposas puras
esas mariposas tienen pies de agua, piel de agua, huesos de llama
dentro de esas mariposas existen unas mentes idénticas a mi mente
la misma sensualidad con la que acaricio la piel de los peces
la misma inclinación para acariciar plantas, ancianos
las mariposas dentro de su barba son pequeños pétalos extraños
cuando no resisto el dolor de mis músculos
imploro místicamente
dale a esta bella mariposa
la fuerza de volar frente a mi
veo el vuelo frágil, frío de la pequeña criatura
doy unas gotas de agua a su pequeño pico
estas mariposas suaves
resisten el paso del tiempo sin voluntad
no han nacido para ser fuertes
están aquí, dentro de la barba de un hombre anciano
no sé dónde hacerlas vivir

***

Un animal negro y brillante
Entra en el mar,
Está rodeado de aves
que miran mi adaptación
lo miro desnuda
y pienso en él
con un sonido de hambre
las antiguas piernas de los pájaros
lo rodean pensando en mi
el animal negro evoluciona
sin crecer
sin nacer



Myra Jara (Lima, Perú, 1987). Vive en Roma.
Fuente de los textos: Carlo Bordini.
Foto:  Myra, José María Pallaoro y Carlo Bordini, Roma, mayo de 2013. 

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