martes, 17 de enero de 2017

Enrique Molina, Tres de los ocho poemas de Monzón Napalm


LENGUAJE NATURAL

Es previsible que digas: El Río de los Perfumes
ha desplegado sus alas una curtiembre de carroñas
pero esas aguas testimoniales erigieron un palacio
de humo y huesos que se encabritan
en la gran fritura donde con tanta lentitud en el aire ácido
el cadáver se yergue y lanza su estridente grito de gallo decapitado
sin una sola vacilación
le vuelve la espalda y se pierde en las ruinas
la inmóvil mujer del fin del mundo que deposita sobre la mesa
el humeante pastel de trapos sangrientos
con la tiara y las pelucas viscosas de la tumba en plena cocina
hasta el fondo
de esa adorable carne vulnerable donde uno se instala
de pronto bajo una piedra tatuada y el “sacerdote de las religiones”
levanta una rata hinchada sobre el altar y comulga
con sus fieles entre los relámpagos
himnos y buenos sentimientos
se ama tanto vivir se ama tanto vivir
aunque estas aguas susurren su gloria frenética
un muerto descomunal sobre la muralla


HUECO NOCTURNO

Ahora puedes ver
a través de los mostradores contra los cuales los borrachos farfullan
y con grandes gargantas y abdómenes hinchados bajo el algodón
     de la luz llena de humo de cigarro y vaho de bebidas
los comerciantes hunden y pinchan con un dedo paralítico las teclas
de la máquina registradora
a través de las parejas que esta noche hacen el amor y
     se entrelazan en largas flotaciones obscenas
a través de tráfico
y los muros rutilantes de neón y orgullo de inmundicias
los adoquines húmedos de los suburbios de Saigón
con una gota de sangre sobre ellos
donde la guerrillera de ojos de jaspe de furia del insomnio
     vigila en la noche
y espera


INFORMACIÓN

Metralla:
son ligeras costillas las que muerdes frágiles costillas
     de bambú palpitantes jaulas toráxicas
donde un globo de sueños se llena de súbito de hormigas
un bello corazón rojo de la manigua torturada
esos terribles cetros de insanía
a llamaradas entre los helechos

Es un nido de venas una garganta
donde corría el vino de unos cantos rituales el viento
     dulzón y denso del verano
de un país de arrozales y plumas las fornicaciones
como una urdimbre suspirante del trópico en la dulzura humana
de amantes entre la espuma lunar sobre sus sábanas de arena
ese lugar de flores usurpadas
de pájaros tatuados por el fuego
todo el horror desnudo de unos muertos
     que encienden en la sombra
una brasa humillada y vengadora




EM no incluyó estos tres poemas en Orden terrestre (Obra poética, 1941 – 1995). Presumo, entonces, que, por lo menos, valen como curiosidad a aquellos que no tengan el libro original. En: Monzón Napalm, Ediciones Sunda, Buenos Aires, 1968 (impreso el día 16 de mayo). Enrique Molina (Buenos Aires, 2 de noviembre de 1910 – 13 de noviembre de 1997). Foto: Jmp

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