martes, 13 de junio de 2017

Anaïs Nin, Qué divertido sería que papá y yo nos casáramos


DOMINGO POR LA NOCHE


     Qué divertido sería que papá y yo nos casáramos. ¡Él no podría engañarme, ni yo a él! Vendría a casa y me diría, como le dijo una vez a Maruca cuando ella le preguntó dónde había estado: “Pues, vengo de estar en los brazos de una hermosa rubia”. Maruca rió, no le creyó, mientras que yo reconocería una de mis confesiones risueñas que nadie se toma en serio, como esa tarde que le dije a Ana María: “¡Hugh no te ha invitado a cabalgar probablemente porque su mujer está celosa y no se lo permite!”. (Lo cual era cierto, pero Ana María rió incrédula.) Pero dudo de que reiríamos alegremente, como deberíamos. ¡A papá no le gustaría que le hicieran sus propias bromas!
     Se me hace que papá le hace el amor a Jeanne mientras yo me acuesto con Henry. Los dos anhelamos un final para nuestra carrera como amantes: ¡un final ideal, un sueño de fidelidad! Pero es puro humo.
     ¿Quién será el primero en confesar la verdad?
     ¡Se necesita mucho coraje para confesar esas verdades, porque uno teme las represalias!
     Apenas uno se hace fuerte, debe aceptar las consecuencias. Nadie siente compasión por los fuertes y valientes. La gente los combate. (Nadie se apiadó de June.) Hoy soy más fuerte, por lo tanto me tratarían con menos consideración.



En: Incesto. Diario no expurgado, 1932-1934, Emecé, 1995. Traducción: Daniel Zadunaisky.
Anaïs Nin (Francia, 21 de febrero de 1903 – EEUU, 14 de enero de 1977). Foto: Jmp

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