viernes, 18 de mayo de 2018

Vicente Aleixandre, En la sombra absoluta sólo el beso de dos bocas entrelazadas existirá hasta las luces



EN LA AUSENCIA DE LA AMADA


Solitario está el ser que amó y vivió. Entro en el cuarto, y la sombra de amor, en la hora crepuscular, con el dedo en el inexistente labio me pide vivir: “Vive. Espera.” Qué largamente acaba la luz, qué interminablemente sigue la vida. Mientras, los seres que rodean a un hombre, a su sombra en la tierra, murmuran las convenidas palabras, los acentos gastados, y suenan desde unas colgadas telas iguales que rodean, agitan, dicen, engañan.

Alzar unos ojos en la soledad, en la falsa soledad, entre los fantasmas vestidos que con su nombre insisten, es mirar en el secreto rincón a la piadosa sombra adorada, resto de una luz que existió, y ver allí la turbia mancha clara, el ademán de hermosura, el entresoñado labio, el índice que sobre su casi carmín dice: “Silencio. Silencio; espera. Existo. Vuelvo.”

Vosotros, sombras impuras, flotantes, falsas, gruesas, pobres, que imitáis a los seres y que rodeáis a quien sueña y olvida: borrándoos vais con el último rayo de sol y en él escapáis con una muda algarabía de ademanes extintos. Solo estoy; solo contigo, amor, alma, sed. Soledad pura. Solo: avanza. Osténtate. Despliega tu dulce gracia. Tu dolorosa gracia ausente, y reina para mi sufrimiento. (Desnuda y dulce, te yergues. La noche empieza. En la sombra absoluta sólo el beso de dos bocas entrelazadas existirá hasta las luces.)



 
En Nuevos poemas varios, P&J, Barcelona, primera edición enero de 1987. Poema que pertenece a la etapa realista de VA, publicado en la revista Platero, número 11, Cáliz, noviembre de 1951.
Vicente Aleixandre (Vicente Pío Marcelino Cirilo Aleixandre y Merlo, Sevilla, España,  26 de abril de 1898 – Madrid, 14 de diciembre de 1984). Fotos: Jmp

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